domingo, 12 de abril de 2009

Previously on "90210"...

¿Era necesaria una secuela de "Sensación de Vivir"? Pues no lo sé, porque no la vi en su momento, pero mucho me temo que no. Llega una época en la vida de toda persona en la que está de vuelta de todo y necesita nuevas experiencias. Y así fue cómo llegó a mí "90210", por aburrimiento.

"90210" es una serie juvenil cuyo argumento es extrapolable a cualquier otra serie del mismo género. Familia perfecta se muda de Kansas a Los Angeles, donde la abuela borracha (similar a la abuela de "Aída", pero en fashion) tiene una mansión acojonante. La familia perfecta está compuesta por los padres enrollados, Annie, la hija mojigata virgen y Dixon, el hijo negro. Como es una familia perfecta y todos son perfectamente inteligentes, Dixon conoce el hecho de que es adoptado.

Entre los compañeros de clase se encuentran los clásicos estereotipos de serie juvenil. Ethan, el amiguete de infancia de Annie y su novio actual. Naomi, la pija insoportable. Adrianna, la yonki rehabilitada que acaba quedándose preñada (en serio, ¿a alguien le importa si pongo spoilers?). Silver, la petarda indie que escribe un blog contando todos los cotilleos del instituto y acaba saliendo con Dixon. Navid, el artista audiovisual de origen persa. Rhonda, la desgraciada que es atropellada por Ethan y que acaba enamorándose de él (lógico, muy lógico).

Y lo más importante de todo. ¡La hijaputa de Brenda! Sí, interpretada por la odiosa de Shannen Doherty. Tratarán de colárnosla como la profesora enrollada de Arte Drámatico, pero sigue siendo la misma perra bastarda que en "Sensación de Vivir", tirándose incluso al novio ahora sí-ahora no de su mejor amiga. ¡Queremos sangre! ¡Muerte a Brenda!

Por muy criticable que sea la serie, me he tragado ya los 18 capítulos que lleva de temporada. Y es que tiene su aquel volver a sentirse un niñato con acné que disfruta viendo bazofias de este tipo para pasar el tiempo.

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