sábado, 16 de enero de 2010

La leyenda de Mary Bell

Todo empezó en Penitence. Corría el año 1,876. En plena fiebre del oro, la delincuencia estaba al orden del día. Varios grupos organizados de bandidos se escondían en la ciudad camuflados entre sus habitantes. Esta es la historia de una de las mayores leyendas en el mundo del pillaje: la gran e inconfundible Mary Bell.

Debido al auge económico, pequeños empresarios habían conseguido ampliar su negocio, haciendo que Penitence se convirtiera en una referencia en todo el Lejano Oeste. Abundaban los locales de entretenimiento y restauración para mantener a los obreros felices y con el estómago lleno. Desde el Long Branch Saloon, regentado por Lillie Labelle, hasta el Jeremia’s Food, donde un inmigrante italiano había encontrado un hueco en la ciudad.

En la parte más occidental, junto a las carreras de diligencias, se encontraba el Chicken Stampida, regentado por la Srta. Bell.  Nada era lo que parecía. El pollo frito sólo era una excusa, una cortina de humo que ocultaba un negocio algo más sucio. La Srta. Bell era la cabecilla de un grupo de bandidos formado por, entre otros,  Grace, Caroline, Rose y la inquietante Lorraine.

Un buen día planearon un saqueo a The Old Steak House, el restaurante vecino regentado por Mr. Frédèric. Su intención no era robar la caja fuerte, sino víveres y provisiones. Debido a la facilidad del primer golpe, se convirtió en una costumbre. Entraban por la puerta con la mejor de sus sonrisas y salían con los bolsillos llenos.

Los trabajadores de The Old Steak House estaban atónitos. ¿Cómo era posible que el almacén se vaciara tan rápidamente? Buscaron varios motivos: ratas mutantes, fantasmas, Big Foot y familia e, incluso, pensaron en universos paralelos. Fue la primera vez que en la Historia de la Humanidad se hablaba de la teoría de cuerdas, pero esa es otra historia. No podían estar más equivocados. ¿Quién iba a dudar de esos vecinos tan majetes?

La verdad salió a la luz. Mientras Caroline abandonaba el restaurante, una cantidad absurda de ketchup cayó de sus bolsillos. Ningún bolsillo en la Historia del Universo había sido capaz de albergar tanta materia. Era atómicamente imposible. Esta fue la segunda vez que se mencionó lo de las cuerdas. El único que vio a Caroline fue el apuesto Paul, quien, cegado por la simpatía del clan Bell, hizo la vista gorda.

Poco a poco, todos se dieron cuenta, pero al igual que hizo el increíblemente atractivo Paul, permanecieron en silencio, dejando a los ladrones robar a sus anchas. Eran robos consentidos, pero ni a Mr. Frédèric ni a sus subordinados les importaba, pues no eran unos bandidos cualquiera, eran “sus” bandidos.

Nada en esta vida dura para siempre y “Chicken Stampida” cerró sus puertas. ¿Qué fue de la banda de Mary Bell? La mismísima Mary disfrutó de unas merecidas vacaciones. Grace y Caroline se unieron a Jeremia’s Food, Rose inventó la sidra, un brebaje mágico obtenido alquímicamente (si es que tal  palabra existe) a base de manzanas y la inquietante Lorraine emigró a la Vieja Europa, perdida por las escarpadas montañas de Glasgow. The End?


2 comentarios:

  1. ¿Por qué me haces esto, mi querido, guapo e irresistible Paul?
    A pesar de pasarme al bando de las Jeremias' Sister sabes que te soy fiel, que mis robos en The Old Steak House no son más que tontas excusas para estar cerca de tí, mi apuesto Paul, que sabes que no sé vivir sin tí, que el ketchup me ahoga si no te tengo a mi lado, y si no me quieres emigraré a las lejanas tierras de Escocia para intentar olvidarte... lo que jamás conseguiré.
    Quiero que esto no termine, conseguiste arrancar lágrimas de risas y llanto de mis ojos.
    Te quiere, tu Caroline, trabajadora honrada, ladrona en tus fantasías...
    Besos...

    ResponderEliminar
  2. Querido y atractivo-hasta-no-poder-Paul:
    Chicken Stampida necesita renovarse: es decir, quisiera dejar la banda para unirme a la tuya, pero me temo que el viejo sheriff, sabes de quién te hablo, no me lo permitirá.
    Con un gran suspiro y después de descargar mi revólver contra el viejo roble de la ermita de La Pineda, mi furia ya calmada, y mis enaguas bien colocadas, juro por mis antepasados que si sigo sirviendo en el Chicken Stampida, continuaré robando en TOSH, pero sólo para seguir viéndote...

    ResponderEliminar